La Fase 4 del Proyecto de Aprendizaje Transdisciplinario (PAT) constituye el cierre reflexivo del proceso. Aquí el estudiantado mira hacia atrás (lo que hizo en las fases 1, 2 y 3) y, al mismo tiempo, hacia adelante (cómo seguirá usando la IA y las tecnologías digitales en su formación e investigación).
La Fase 3 del Proyecto de Aprendizaje Transdisciplinario (PAT) marca el momento de producción creativa por parte del estudiantado. Después de diagnosticar la delegación cognitiva en la Fase 1 y de realizar la interlocución crítica en la Fase 2, ahora el reto consiste en convertir esa comprensión en un prototipo educativo propio.
La Fase 2 del Proyecto de Aprendizaje Transdisciplinario (PAT) es el corazón del proceso formativo. En este momento, el estudiantado entra en diálogo profundo con las lecturas académicas, con el texto generado por la IA en la Fase 1 y con su propia capacidad interpretativa y epistemológica.
La Fase 1 del Proyecto de Aprendizaje Transdisciplinario (PAT), denominada Desafío Paradigmático, tiene como propósito hacer visible y problematizar la tendencia de los estudiantes a la delegación cognitiva y a la percepción utilitarista del aprendizaje.
El Proyecto de Aprendizaje Transdisciplinario (PAT) es una propuesta innovadora diseñada en el marco del curso Paradigmas Emergentes en la Innovación Educativa y Cultura Digital del Doctorado en Innovación Educativa y Cultura Digital (DINECUD). Este proyecto se desarrolla a partir del formato Thinking Lab, de donde surge un prototipo pedagógico funcional centrado en el fortalecimiento de la lectura crítica, la autonomía cognitiva y el pensamiento complejo en estudiantes universitarios.
La vida, al igual que una casa antigua, está llena de puertas. Algunas se cierran con ruido, otras con suavidad, y muchas sin que nos demos cuenta. Pero siempre, en algún rincón, una nueva puerta se abre discretamente, esperando a que tengamos el valor de girar el pomo.
En un mundo obsesionado con la perfección, con proyectar una imagen de éxito y felicidad ininterrumpida, a menudo nos convertimos en maestros de la negación. Negamos nuestros errores, nuestras debilidades, nuestros miedos, nuestras emociones "inapropiadas", o incluso experiencias dolorosas del pasado.
El miedo tiene una astuta manera de disfrazarse de protector. Nos dice: "No lo hagas, es peligroso. Quédate donde estás, aquí estás a salvo". Nos convence de que mantenernos en lo conocido, aunque sea insatisfactorio, es preferible a aventurarnos en lo incierto.
Vivimos en la era de la gratificación instantánea. Queremos el éxito para ayer, las respuestas al alcance de un clic y las soluciones en menos de 24 horas. En este contexto, la paciencia no solo es una virtud escasa, es una experiencia casi contracultural. Es, como bien dice Rousseau, “amarga”.
A pause amid the daily noise: join me with a cup of tea and discover how simple phrases can spark deep reflections.
