EL REY DÓLAR: CON DIOS DE SU LADO
En 1964, el cantante estadounidense Bob Dylan publicó el álbum de larga duración The times they are a changin (Los tiempos están cambiando). Una de las canciones, la tercera, con irónica y clara intención crítica afirma que Dios se alinea con su nación estadounidense y se opone a aquellos que con los cuales tiene contradicciones. La canción en inglés da a entender que esa es la razón por la cual la mayoría de los ciudadanos estadounidense no cuestiona la mentalidad guerrerista de su gobierno.
Con una voz que denota tristeza y rechazo hacia la violencia, Bob Dylan, en varias estrofas, se refiere a guerras y hechos violentos protagonizados por el gobierno de los Estados Unidos y sus antiguos enemigos convertidos en aliados: la matanza de los indígenas norteamericanos en el siglo XIX, la guerra contra los españoles, la guerra civil de los estados Unidos, la primera y segunda guerra mundial, el holocausto judío, la guerra fría. También se destaca una mención al suceso bíblico de la traición cometida por Judas Iscariote en contra de Jesús. La canción lleva por título With God on our side (Con Dios de nuestro lado).
Con el ascenso de los Estados Unidos a potencia mundial en el siglo XX y como vencedor en la primera y segunda guerra mundial, el dólar se convirtió la moneda de comercio mundial y el inglés en la lengua para el intercambio internacional. Sin embargo, el estatus de “rey” de las monedas alcanzado hasta el comienzo del siglo XXI comienza a decaer debido a múltiples causas que dependen de los mismos Estados Unidos y del advenimiento de un adversario duro que es el euro con toda la organización política y económica que lo respalda: la comunidad europea.
En el amplio discurso sobre la devaluación del dólar en diferentes textos existen coincidencias en torno a sus causas, entre ellas el “enorme déficit fiscal” y el excesivo gasto militar para sostener dos guerras paralelas en el Medio Oriente. Cuando el actual presidente Bush se posesionó en enero de 2001, un dólar de Estados Unidos valía 1.53 dólares canadiense. En el 2007, después del impacto económico de las guerras, se necesitaron 0.93 centavos de dólar canadiense para comprar un dólar estadounidense. En Colombia, a principios de julio de 2008, el dólar oficial se cotiza a 1.728.74 pesos después de haber llegado a más de 2.000 pesos en años anteriores.
La devaluación del dólar tiene efectos positivos para unos países y negativos para otros. Tendrá un efecto positivo para los importadores, por ejemplo, de América Latina dado que podrán comprar más invirtiendo menos al cambio en dólares. Los efectos negativos serán para quienes desde América exportan hacia los Estados Unidos dado que se reducirán las compras que las empresas de ese país hacen puesto que la devaluación del dólar encarece los productos latinoamericanos.
En este contexto, existen temores con lo que podría pasar si los gobiernos de países que tienen grandes reservas en los bancos de los Estados Unidos, entre ellos la China y Arabia Saudita, decidieran retirar esas reservas y colocarlas en los banco europeos. Estos temores por el momento han bajado dado el impacto negativo que tendría el retiro de las reservas en las economías de esos países.
El actual fenómeno de la devaluación del dólar parece reactivar la irónica y sarcástica visión de Bob Dylan en su canción. Muchos pensaban que al devaluarse la moneda de los Estados Unidos, caería rápidamente su economía. No obstante, hay factores que ayudan a frenar la desaceleración económica. Ahora los Estados Unidos están exportando más que antes ya que, por ejemplo, los europeos y latinoamericanos están importando más mercancías desde ese país porque pueden comprar más con sus euros y monedas nacionales. De igual forma el turismo hacia los Estados Unidos se ha incrementado.
Aquellos contradictores de los Estados Unidos que hubieran disfrutado la ruina económica de ese país se han visto frustrados ya que parece que realmente Dios estuviera de su lado. Si los opositores ideológicos como la China sacaran sus enormes reservas de los bancos de los Estados Unidos, naturalmente generarían una depresión económica a los Estados Unidos pero se harían un daño a si mismos ya que de igual forma el valor de esas reservas se devaluaría al extremo con enormes consecuencias para la economía de esos países. Por todo esto, pareciera que lo que una vez dijo sarcásticamente Bob Dylan, por ahora es cierto. En materia económica, los Estados Unidos, por ahora, tienen a Dios de su lado. O para recordar una canción mexicana cantada por Antonio Aguilar, digamos que a pesar de la devaluación, por ahora el dólar puede decir “…pero sigo siendo el rey”.