EL CONCEPTO DE METARRELATO EN EL POSTMODERNISMO

  • Posted on: 5 March 2008
  • By: ocarcamob

Por: Orlando Cárcamo Berrío

(Publicado en la revista Aulas y Maestros, Año1, No. 1, 2007)

Las últimas décadas del siglo XX vieron surgir, en el campo de la discusión filosófica y epistemológica, un período histórico conocido por el nombre de Postmodernidad, el cual tiene como principales impulsores a Lyotard (1987; 1992; 1996), Vattimo y Rorty. La postmodernidad surge como alternativa a la Modernidad caracterizada por su imperio de la razón y sus discursos ideológicos y científicos.«

La Modernidad es un período histórico que tiene a Descartes, entre otros, como uno de sus principales pensadores. Se caracteriza por el supuesto de que la razón es fundadora de la realidad, supuesto que tiene su expresión en la clásica expresión de Descartes “Pienso, luego existo” (Márquez, 2000). Parte central de la modernidad es el “dominio del formalismo lógico-deductivo que orienta permanentemente los procesos de instrumentalización objetivante que sirven para calcular y cuantificar la realidad bajo invariantes universales” (Márquez, 2005: 2). En el libro, “La condición Postmoderna”, Lyotard (1987) plantea que: “Simplificando al máximo, se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los metarrelatos”. La cita anterior nos exige aclarar el significado del término metarrelato. Al preguntar que es un “metarrelato” notamos que las respuestas que surgen provienen de las fronteras entre la crítica literaria y la narratología, disciplinas cuyo objeto de estudio es el texto de ficción literaria, no el texto académico o argumentativo. Considero que es conveniente precisar los límites conceptuales del término metarrelato dada su importancia en el contexto de las reflexiones sobre la postmodernidad. En el presente ensayo tengo la intención de explicar el concepto de metarrelato y su uso en el contexto del postmodernismo.

 

Rojas, en su ensayo “Foucault y el Postmodernismo” (2001), plantea las siguientes ocho tesis de la postmodernidad:

1. La calificación como metarrelato del pensamiento típicamente moderno y especialmente del pensamiento ilustrado.
2. Afirmación del fín de los metarrelatos.
3. La tesis del fín de la historia.
4. El Carácter lingüístico de la totalidad del saber humano.
5. El carácter fragmentario del lenguaje
6. El fín de los metarrelatos traería como consecuencia el ocaso de una visión política global y revolucionaria.
7. El defender un liberalismo individualista.
8. La idea y práctica de una política localista.

Como se puede ver en la lista anterior, la palabra metarrelato está presente en tres de de las tesis planteadas: las número 1, 2 y 6; también está implícita en la tesis número 3, lo cual revela la importancia de este concepto para entender las tesis posmodernistas y la esencia de este periodo histórico. Puesto el lector frente a este término, lo primero que hace es recurrir a su conocimiento de la etimología griega y latina y a su conocimiento de términos similares tales como metalenguaje. Entonces, se deduce que metarrelato sería algo así como relato sobre el relato, así como metalenguaje consiste en un conjunto de categorías conceptuales para estudiar el lenguaje. No obstante, al leer a Lyotard notamos que el sentido de metarrelato rebasa la noción que nos aporta la etimología del término. En el libro La condición Postmoderna, Lyotard (1987) dice:

Simplificando al máximo, se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los metarrelatos. Ésta es, sin duda, un efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez, la presupone. Al desuso del dispositivo metanarrativo de legitimación corresponde especialmente la crisis de la filosofía metafísica, y la de la institución universitaria que dependía de ella.

En la cita anterior, las frases la “incredulidad con respecto a los metarrelatos” y “desuso del dispositivo metanarrativo de legitimación”, nos orientan a un sentido diferente del provisto por la etimología o la narratología. Las palabras claves en la cita anterior son incredulidad y legitimación, los cuales se asocian a dos sujetos diferentes en el gran proceso de la comunicación que constituye la circulación de las ideas: incredulidad por parte de las masas, receptoras los grandes discursos o metarrelatos; legimitimación por parte de los emisores de tales discursos los cuales pertenecen a las élites intelectuales que se mueven entre el poder ejecutivo de las naciones y las universidades.

Paralelo al uso del término metarrelato aparece en los textos sobre la postmodernidad el término “relato”. Ambos términos son de amplio uso en la corriente del estructuralismo francés, concretamente en las obras de Roland Barthes (1966) y Gerard Genette (1968). En esta corriente que es la fuente teórica de la teoría de la narración o narratología, el relato es básicamente un texto en forma narrativa que se ubica por razones de su extensión entre la novela y el cuento tradicional. En el libro Análisis Estructural del Relato, Barthes (1966: 12) plantea que:

Comprender un relato no es sólo seguir el desentrañarse de la historia, es también reconocer «estadios», proyectar los encadenamientos horizontales del «hilo» narrativo sobre un eje implícitamente vertical; leer (escuchar) un relato, no es sólo pasar de una palabra a otra, es también pasar de un nivel a otro. Permítaseme aquí una suerte de apólogo: en La Carta Robada, Poe analizó certeramente el fracaso del prefecto de policía, incapaz de recuperar la carta: sus investigaciones eran perfectas, dice, en la esfera de especialidad: el prefecto no omitía ningún lugar, «saturaba» por entero el nivel de la «pesquisa»; pero para encontrar la carta, protegida por su evidencia, había que pasar a otro nivel, sustituir la psicología del policía por la del encubridor.

Este fragmento de Barthes claramente ubica el concepto de relato dentro de las fronteras de la literatura, concretamente dentro de la narrativa. La mención del relato o cuento de Poe confirma la ubicación del concepto de relato dentro del contexto de la producción literaria. Este contexto literario en relación con el concepto de relato se reafirma en el siguiente fragmento del libro en mención:

Dado que todo sistema es la combinación de unidades cuyas clases son conocidas, hay que dividir primero el relato y determinar los segmentos del discurso narrativo que se puedan distribuir en un pequeño número de clases, en una palabra, hay que definir las unidades narrativas mínimas. (1966: 14)

En esta oportunidad Barthes es claro cuando habla de “discurso narrativo”, el cual semántica y pragmáticamente se distingue de discurso científico, argumentativo o académico. Por su parte, un vistazo por la obra de Genette (2002) nos basta para saber dentro de qué contexto utiliza este autor el término relato:

Esa práctica de lenguaje –la metalepsis, pues es preciso llamarla por su nombre– ahora deriva a la vez, o sucesiva y acumulativamente, del estudio de las figuras y del análisis del relato; pero acaso también, por algún pliegue que hemos de encontrar, de la teoría de la ficción.

La frases “análisis del relato” y “teoría de la ficción” marcan un contexto que coincide con el esbozado en las citas de Barthes expuestas en los párrafos anteriores: el contexto de la ficción literaria. Está clara hasta el momento la filiación literaria del término relato. No obstante, se debe aclarar que aun dentro de la literatura este término es plurivalente. Maestro (1984) dice que:

Convencionalmente se admite el uso del término relato para designar un conjunto de obras cuyo discurso es fundamentalmente narrativo (novela, cuento, filme, comic...) La narratividad es una propiedad discursiva que, surgida originariamente en formas épicas, se sistematiza literariamente en la novela con la llegada de la modernidad; la narratividad puede manifestarse en sistemas sémicos muy diversos, en manifestaciones artísticas pertenecientes a géneros muy distintos entre sí.

Es decir, el término relato está directamente relacionado con la narrativa y podría ser empleado para referirse a cualquier subgénero narrativo. En ocasiones se habla de relato literario, relato novelezco, relato cinematográfico, etc. En cuanto al término metarrelato, éste proviene también del campo de los estudios literarios. Srámek (1994) en su libro “Les limits du metarecit” (Los límites del metarrelato) plantea que metarrelato es una narración madre, un gran relato que incluye otros relatos menores.

Hecho este examen sucinto del uso del término relato dentro de la teoría de la literatura, continuemos nuestro análisis del uso de este término en el Postmodernismo.

El término relato es utilizado por Lyotard con un sentido diferente al utilizado por la crítica literaria. En el ensayo titulado “Qué es lo postmoderno”, Lyotard (1992) se refiere con el término “relato” a ciertos aspectos que forman parte del pensamiento de la modernidad: “La modernidad ha pretendido dar una respuesta filosófica y política al romanticismo y al dandismo. Ha intentado producir lo que podríamos llamar « gran relato», ya sea el de la emancipación, a partir de la Revolución francesa, o el discurso del pensamiento alemán sobre la realización de la razón.” A partir de esta cita notamos el sentido del término relato que utiliza Lyotard es el de un discurso que se propone como alternativa de realización del ideal humano social, político o económico, tal como el relato de la emancipación. En este sentido, relato no tiene que ver con narración ficticia sino con discurso ideológico que se propone como alternativa. Sería interesante saber por qué Lyotard prefiere la palabra relato o metarrelato en lugar de discurso, saber qué intencionalidad o dirección de sentido quiere imprimir al utilizar dichos términos. En un trabajo publicado posteriormente, La posmodernidad (explicada a los niños), Lyotard (1996) habla de “grandes relatos” y de “metarrelatos” en forma indistinta, como sinónimos:

Cuando la enfoqué, en 1979, en torno de la cuestión de los “grandes relatos”, mi intención era simplificarla, pero me temo que fui más allá de lo necesario. Los “metarrelatos” a que se refiere La condición posmoderna son aquellos que han marcado la modernidad: emancipación progresiva de la razón y de la libertad, emancipación progresiva o catastrófica del trabajo (fuente de valor alienado en el capitalismo), enriquecimiento de toda la humanidad a través del progreso de la tecnociencia capitalista, e incluso, si se cuenta al cristianismo dentro de la modernidad (opuesto, por lo tanto, al clasicismo antiguo), salvación de las creaturas por medio de la conversión de las almas vía el relato crístico del amor mártir.

Las citas anteriores nos demuestran que Lyotard al utilizar los términos de “relato”, “grandes relatos” y “metarrelato” se dirige a un mismo referente: los discursos legitimadores a nivel ideológico, social, político y científico. Diéguez (2004: 3) precisa el término metarrelato de la siguiente manera: “un metarrelato es, en la terminología de Lyotard, una gran narración con pretensiones justificatorias y explicativas de ciertas instituciones o creencias compartidas.” Es curioso que se haya preferido el término narración para un discurso que no es precisamente narrativo. El discurso legitimador se caracteriza no por ser prosa narrativa sino principalmente prosa argumentativa. En el campo de la literatura una narración alude tanto a un texto ficticio que da cuenta de una secuencia de acciones interrelacionadas, texto que por ser una creación artística tiene fines lúdicos. Las narraciones literarias no tienen la intención de dar cuenta de hechos verdaderos sino que su consistencia artística deriva de su verosimilitud o sea de la capacidad del texto para hacerse creíble dentro de su contexto y en relación con la creatividad del lenguaje. Una narración fuera de lo literario también da cuenta de múltiples hechos y acciones pero dentro de un marco de objetividad, la brevedad y la concisión. Igualmente la narración histórica da cuenta de hechos, batallas, guerras, y sucesos de trascendencia social los cuales son importantes conocer en detalle. No obstante, el texto histórico no es solo prosa narrativa sino también prosa expositiva y argumentativa.

Considero que el uso de categorías de análisis del texto literario o de ficción (relato, narrativa, metarrelato) para designar los discursos representativos de la Modernidad, vehiculan cierta posición ideológica contraria que desde el lenguaje pretende precisamente deslegitimar los discursos de la modernidad dándoles muy elegantemente el carácter ficcional que tienen los términos como relato o narración. Tal vez por esta motivación deslegitimadora es que lo posmodernistas no utilizan el término discurso en lugar de metarrelato o relato.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BARTHES, Roland (1966). Introducción al análisis estructural de los relatos. En: NICCOLINI, Silvia (comp.)(1977). El análisis estructural. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.

DIÉGUEZ, Antonio (2006). La ciencia desde una perspectiva postmoderna: Entre la legitimidad política y la validez epistemológica. II Jornadas de Filosofía: Filosofía y política (Coín, Málaga 2004), Coín, Málaga: Procure, 2006, pp. 177-205. Via Internet: http://webpersonal.uma.es/~DIEGUEZ/hipervpdf/CIENCIAPOSTMODERNA.pdf (Consulta: 21/10/2006).

GENETTE, Gerard (1968). Lenguaje poético, poética del lenguaje. En: Sazbón, José (comp.) (1970). Estructuralismo y literatura. Buenos Aires: Nueva Visión.

________________ (2002). Metalepsis: de la figura a la ficción. S.P.E.

KOHAN, Nestor (2002). El marxismo crítico de Adolfo Sanchez Vasquez. En: Revista Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 7. Nº 18 (Septiembre, 2002). p. 101-107

LYOTARD, Jean Francois (1987). La condición posmoderna: informe sobre el saber. Buenos Aires: Cátedra.

______________ (1992). ¿Qué es lo postmoderno? En: Revista Zona Erógena, No. 12.

________________ (1996). La posmodernidad (explicada a los niños). Barcelona, Gedisa. p. 29-32

MAESTRO, Jesús G (1984). Introducción a la Teoría de la literatura. Via Internet: http://mirabeleditorial.com/pdf/055%20-%20ITL6%20-%20Novela.pdf (consulta: 27 de noviembre de 2006)

PARRA CONTRERAS, Reyber y ALI, Mariano(2005). Antonio Pérez-Estévez: Conformación y crisis de la modernidad. UPL. [online]. jul. 2005, vol.10, no.30 [citado 20 Noviembre 2006], p.121-129. Disponible en la World Wide Web: <http://www.serbi.luz.edu.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-5216.... ISSN 1315-5216.

ROBREDO Z., Eduardo. La “Nueva Era”: una crítica anímica y materialista. Via Internet: http://www.geocities.com/elforonuevo/criticaanimica.htm (consulta: 21/10/2006).

ROJAS OSORIO, Carlos (2001). Foucault y el posmodernismo. Heredia, C.R.: Universidad Nacional.

RORTY, Richard (1990). Educación sin dogma. En: Revista Facetas. Vol. 2, No. 88; p. 44-47.

Comentarios

si van ha escribir por lo menos ponganle titulo
ok.............

si veo otro error ya no se los paso...

Orlando: me parece claro, preciso, bien argumentado su artículo sobre el concepto metarrelato en el postmodernismo. Ha sido de gran utilidad para el desarrollo de mis clases. Gracias por su aporte

Magdalena

Magdalena, gracias por su comentario. Me agrada que mi artículo le haya sido útil para sus clases.